
Después del juego contra Standard, los enojados aficionados se interpusieron en el caminio del camión de Anderlecht. Gritaron por un nuevo entrenador y criticaron a Van Holsbeeck. El camión estuvo detenido dos horas.
Olivier Deschacht y el entrenador intentaron calmar a los aficionados sin éxito y es que la derrota de 5-1 fue la más escandalosa de los últimos 60 años.