Vertonghen, Jan

Si uno entra al Lotto Park en un domingo cualquiera de 2022 y escucha el nombre de Jan Vertonghen, no tarda en ver cabezas asentir con respeto y admiración. No solo porque jugó 157 partidos con los Diablos Rojos. Ni solo por los títulos con el Ajax o sus años en la Premier League. Sino porque, a sus 35 años, seguía transmitiendo calma, experiencia y la garra de un auténtico líder. Vertonghen fue el fichaje estrella de Anderlecht en 2022 y en 2025 le dijo adiós al fútbol profesional y al club bruselense.

De Sint-Niklaas a Londres, pasando por Ámsterdam
Nacido en 1987 en Sint-Niklaas, Vertonghen comenzó su camino en el fútbol con VK Tielrode y luego Germinal Beerschot, hasta que se unió a las categorías inferiores del Ajax. Allí creció hasta convertirse en un pilar en defensa. Fue capitán, ganó títulos y se ganó la reputación de defensor moderno: técnico, inteligente en la salida de balón y con el temple necesario para meter un buen quite cuando hacía falta. No tardaron en llamarlo “el fuerte Jan”.

En 2012 dio el salto a la Premier League con el Tottenham Hotspur. Durante ocho temporadas fue indiscutible en la zaga del equipo londinense. ¿Quién puede olvidar aquel golazo contra el Manchester United en el que recorrió toda la banda? ¿O la final de la Champions League disputada con los Spurs, aunque perdida ante el Liverpool? También está su famoso gol de cabeza contra Japón en el Mundial de 2018, que inició la épica remontada de Bélgica (2-3). Aquel torneo acabó con los Diablos Rojos en un histórico tercer lugar, pero pudieron haber sido campeones perfectamente...

El regreso a Bélgica... con Anderlecht
Tras un breve paso por el Benfica, en 2022 regresó a Bélgica para firmar con el RSC Anderlecht. Una vuelta que pocos esperaban, pero que causó un gran impacto. En ese momento, Vertonghen era probablemente el mejor defensor de la liga. Lideró a un equipo joven con madurez y sobriedad. Era el profesor de la defensa: no hacía lujos innecesarios, no buscaba la espectacularidad. Leía el juego como si tuviera un GPS interno. Sus pases largos eran precisos como un bisturí, y su presencia en la zaga servía de guía para talentos emergentes como Debast y Sardella.

En 2024, Anderlecht estaba muy cerca del título. Lideraba los play-offs y todo apuntaba a una nueva consagración. Pero el infortunio golpeó: las lesiones afectaron a varios jugadores, entre ellos Hazard y Vertonghen. El equipo, mermado, no logró aguantar el ritmo y dejó escapar el campeonato en la penúltima jornada. Fue una gran decepción. Y 2025 fue aún más difícil. Vertonghen no logró recuperarse completamente de su lesión y apenas jugó. Su gran meta era la final de la copa: jugó unos minutos como suplente, pero Anderlecht perdió 2-1 contra Brujas. Su despedida llegó el 18 de mayo de 2025, en el último partido del play-off contra Club Brujas, donde disputó unos 70 minutos. Antes del partido, recibió un homenaje inolvidable: una tifo gigante en morado, blanco y negro, mensajes de figuras como Mourinho, Lukaku, Huntelaar, Son, Eriksen... Su familia lo acompañó, y su hija fue la encargada de mostrar el cartel de cambio. “No fue una sorpresa, mis hijas ya lo habían contado”, bromeó luego. También estuvo presente su gran amigo Mousa Dembélé.

Más que un jugador
Vertonghen dejó huella no solo en el campo, sino también en el vestuario. No era de hablar mucho, pero cuando lo hacía, todos escuchaban. Los jóvenes lo admiraban. Trajo consigo no solo experiencia de las mejores ligas del mundo, sino una actitud profesional ejemplar. Incluso en su último año, con las lesiones a cuestas, seguía aportando desde fuera del campo. Viajaba con el equipo, apoyaba desde la tribuna, y su influencia era palpable.

Lo que realmente hizo especial a Jan Vertonghen fue su papel como guía, líder y referente. Más allá de ser un crack, fue una figura humana admirable. Siempre con los pies en la tierra, en sus últimos años también se dedicó a su fundación para apoyar a niños desfavorecidos.

Un jugador enorme. Un ser humano aún más grande.